Los estereotipos, según la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH), son prejuicios generalizados sobre los atributos o características que hombres y mujeres deberían reunir. Se trata de ideas preconcebidas, muchas veces erróneas, que pueden traer consigo mensajes de discriminación, represión de la diversidad e incluso actos de violencia contra una persona o grupo. Son conductas que no están alineadas a los valores y la cultura de la Organización Educativa Continental y que debemos combatir.
Para poder resolver este problema debemos entender cómo se origina. Los prejuicios suelen empezar a concebirse en la infancia, porque desde los primeros años de vida recibimos información que establece las creencias y etiquetas que les asignaremos a los demás, e incluso a nosotros mismos. Esta información, de manera consciente o inconsciente, la tomamos como verdad y se refuerza por diversas fuentes, como la familia, la religión, las amistades, los medios de comunicación, la educación, espacios de trabajo y las redes sociales.
Impacto negativo
¿El resultado? Nos formamos en base a reglas y normas establecidas sobre cómo debemos comportarnos, vestirnos, lucir, pensar o decir para encajar en la sociedad. Lamentablemente, si estos estereotipos se generalizan, pueden convertirse en prejuicios y no permitirnos reconocer las habilidades, capacidades y valor de las personas. Por el contrario, nos lleva a encasillarlas por ideas preconcebidas sin ningún sustento.
“Ya sean abiertamente hostiles (ejemplo: todas las mujeres son irracionales) o aparentemente benignos (ejemplo: los hombres no lloran), los estereotipos son perjudiciales y perpetúan las desigualdades”, señala Jan Jarab, representante regional del ACNUDH en América del Sur.
Malos ejemplos
Existen muchos ejemplos de estereotipos que se han venido fortaleciendo a lo largo de los años y que no tienen un asidero real. Algunos de ellos son:
- Las mujeres son delicadas, sensibles, organizadas, emocionales, pasivas, multitasking y son más comprometidas.
- Los hombres son ambiciosos, lógicos, asertivos, líderes, dominantes, fuertes y solo pueden hacer una cosa a la vez.
- Los afrodescendientes son fuertes, menos inteligentes, realizan labores de servicio y tienen mala higiene.
- Las personas con alguna discapacidad no son inteligentes, sociables y no pueden tener una vida social o ser independientes.
- Las personas que confirman la comunidad LGTBIQ son promiscuas e inmorales y no se puede confiar en ellas.
Estas son afirmaciones erróneas que no nos dejan avanzar hacia una sociedad más justa e igualitaria. Es momento de cambiar y borrar estos estereotipos.
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