La tarea de enseñar a ver cine en escuelas y colegios no se puede improvisar, se necesita de una preparación previa a su utilización en el medio escolar. En este artículo, Renzo Cano Antonio describe esta práctica y resalta algunos puntos que se deben considerar para incorporar el cine en la educación.
Enseñar a ver cine no es sencillo, si el docente de escuelas y colegios que desee asumir este reto se va a limitar a reproducir los argumentos y experiencias expuestas en las páginas de algún libro o de internet, pues estaría adoptando una actitud que sólo podría servirle si sus pretensiones fueran mínimas: la de refrescar la clase. La tarea de enseñar a ver cine no se puede improvisar, pues como todo medio didáctico, el cine necesita de una preparación previa a su utilización en el medio escolar.
Para enseñar a ver y a apreciar el cine en escuelas y colegios es preciso conocerlo y amarlo, o por lo menos admirarlo como arte. Sólo así esta enseñanza transmitirá veracidad y encenderá en los estudiantes el sentido interpretativo de las imágenes. Lo demás solo serán juegos de artificio, manipulación o esnobismo.
Efectivamente, no basta con tener afición ni con haber visto muchas películas. Para comprender el fondo de lo que las imágenes cinematográficas puedan llegar a decir, hace falta ser reflexivo y crítico. Se debería evitar ver cine de manera pasiva, los espectadores tienen que llegar a conocer los mecanismos de significación de la película. Sin esta preparación y una mínima formación previa, el uso que se haga del cine en la práctica docente tendrá siempre algún que otro déficit.
Alguien decía: “Tres cuartas partes, y aún es poco de lo que llega a saber el hombre culto, no lo aprende en los libros, sino viendo las cosas, quiero decir sabiendo verlas”. El hecho de que el cine haya sido un medio poco integrado en las aulas, sobre todo en un país como el nuestro, es porque, en los ámbitos docentes, son muchos los que desconfían de la incorporación al currículum de medios audiovisuales como el cine. Además, existe la constatación de que, para muchos profesores (exceptuando comunicadores), los medios de comunicación audiovisual no precisan de un conocimiento teórico. Este prejuicio, totalmente infundado, está generalizado en todos los niveles de la enseñanza.
¿Cómo podemos empezar?
Una propuesta para enseñar la gramática del lenguaje cinematográfico es la incorporación de juegos visuales en los que puede participar también el resto de la familia; esto a partir de recortes de películas acorde a la edad del estudiante. De esta forma, ya desde que son muy jóvenes, a la vez que desarrollan sus capacidades, los niños van aprendiendo cine y se van dando cuenta de que las imágenes pueden influirnos sin que sean conscientes de ello.
Y para motivar a los jóvenes estudiantes hacia el conocimiento del lenguaje cinematográfico se podría seleccionar películas basadas en libros, de esa forma el estudiante una vez vea primero la película deberá leer la novela, y en otras ocasiones a la inversa; con la intención de descubrir la diferencia entre ambos procesos. Quizá un experimento más complejo sea el de reconocer las diferencias entre los aprendizajes derivados de haber visto una película, de haber escuchado una narración o de haber leído directamente un libro. Esto con el interés de conocer sus apreciaciones, pues el cine es un medio nuevo, cuya eficacia como instrumento de aprendizaje está aún poco explotado.
Utilizar el cine en las escuelas y colegios no se hace por simple juego, ni por entretenimiento, ni tan siquiera como un instrumento didáctico más. El cine tiene el valor en sí mismo de ser transmisor de dramas humanos. Desde sus inicios, los relatos que cuenta el cine han afectado a generaciones de personas mediante sus argumentos, sus contenidos, sus imágenes y sus ideas. El cine es cultura popular, arte y espectáculo. Las tramas y los temas del cine pueden y deben ser llevados a las aulas como elemento reflexivo y, por ende, orientador de comportamientos.
Y si verdaderamente aprendemos a admirar la belleza y la significación del lenguaje cinematográfico es posible entonces que tengamos las condiciones de comenzar a enseñar a ver cine. No olvidemos que con una pintura, un poema, un libro, una película o con el arte en general, se puede mejorar el mundo.
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