He leído con profundo interés la reedición de un documento valioso que traza cronológicamente el camino de la supresión de la libertad de prensa en el Perú en tiempos que se decían de transformación, cuando el Gobierno Revolucionario de las Fuerzas Armadas, encabezado por el general Velasco Alvarado, se hizo del poder a través de un golpe de Estado, originando uno de los mayores perjuicios económicos e institucionales que haya conocido el país durante el siglo pasado.
Deviene inquietante confirmar que cuando las libertades alcanzadas se asumen con una pasmosa normalidad, la despreocupación por garantizarlas o vigilarlas pueden llevar a un país próspero a una interminable bancarrota como en Argentina con el peronismo, o a la autocracia brutal como en Venezuela con el socialismo del siglo XXI. Velasco y la prensa (Fondo Editorial de la PUCP, 2021) de Juan Gargurevich no refiere a ninguna época dorada del periodismo libre en el Perú hasta antes de la llegada del gobierno militar al poder, es más, advierte sobre los objetivos informativos que no pocos medios tejían en sus imprentas para favorecer los intereses de una oligarquía que, como en un juego de ajedrez, influían sobremanera en la estabilidad política de cada gobierno moviendo sus fichas editoriales.
Fuente: El Comercio
Pero se respiraba libertad de prensa, una que permitía informar con sesgos motivados por inclinaciones económicas como las del libre mercado (diario La Prensa) o incluso por ideologías colectivistas (semanario Marka). La difusión de sus contenidos, orientados por sus doctrinas, podían reflejar la existencia de ese marco indispensable para la expresión libre, aunque lo nacido de sus rotativas pudiera generar las mayores controversias públicas. Es con la irrupción de una dictadura como la de Velasco que todo aire de libertad de prensa se enrarece con restricciones, amenazas, deportaciones y expolio de los que no escaparon ni siquiera sus parientes ideológicos. En este imprescindible trabajo de Gargurevich sobre los caminos escabrosos que enfrentó la prensa en la dictadura, se describe el trato que recibió el personal del semanario Marka, identificados sus redactores como agitadores y miembros de una conjura contrarrevolucionaria, y puestos a disposición de las autoridades militares para su deportación.
Fuente: El Comercio
También podemos distinguir, en medio de esa pugna entre el poder opresivo y la insurrecta tinta de algunos diarios, el papel destacado de Pedro Beltrán, ex ministro de Estado y dueño de La Prensa, rincón periodístico que apostó por la economía de mercado como el mejor contexto para el ejercicio de la libertad individual, y se convirtió en el reducto contra la arbitrariedad del régimen. El Comercio distaba de esta postura. Su línea era nacionalista, algo que lo acercaba a la política de estatizaciones. El diario de Pedro Beltrán fue protagonista en el concierto de voces de los periódicos internacionales ya que pertenecía a la Sociedad Interamericana de Prensa, gremio que reunía a sus propietarios y que, por entonces, denunciaba las maniobras comunistas de los medios escritos. Beltrán también fue despojado de su propiedad y deportado por ese mismo régimen que no admitía voces disidentes.
Una de las actas del Consejo de Ministros de Velasco, conservada en la biblioteca de la PUCP y considerada por Gargurevich en su libro, da cuenta de las intervenciones de algunos ministros y del propio Velasco para justificar el asalto a los medios de comunicación: «mientras estos periódicos permanezcan en plena libertad, va a ser difícil que llegue a su término la Revolución; la Fuerza Armada tiene que defenderse». Hoy la tarea es resguardar esta libertad, incluso de las democracias más disfuncionales. De ello depende que subsistan.
Jorge Luis Ortiz Delgado
Autor de «Las fronteras de lo absurdo» (Editorial Quimera, 2021), libro que reúne artículos y ensayos liberales de análisis económico, político, social y sobre cine. Es director del Centro de Estudios Liberales Mario Vargas Llosa (CEL). Es Coordinador Académico de la Facultad de Ciencias de la Empresa de la Universidad Continental en la sede Arequipa y docente de marketing, administración y realidad nacional.
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