La creatividad es una de las habilidades más valoradas y cotizadas en el mundo laboral moderno. Desarrollarla es un trabajo que implica estrategias y dinámicas propias. Juan Diego Calisto, Leadership & Life Coach (ICF) y ex Director de Liderazgo de la Universidad Continental, nos plantea una serie de consejos y actividades para mejorarla.
Luego de estudiar Economía, empecé a llevar talleres de creatividad e innovación, para luego aplicar lo aprendido con personas de todas las edades. En el camino me encontré con referentes que planteaban que uno podía desarrollarla: Ken Robinson o los hermanos Kelley explican sus ideas en dos libros fundamentales El Elemento y Confianza Creativa, respectivamente.
Todos los seres humanos somos creativos, está en nuestro ADN. La diferencia radica en cómo y cuánto la ejercitamos a lo largo de nuestra vida. He aprendido esto a lo largo de más de diez años facilitando talleres de creatividad para niños, adolescentes y adultos en diferentes lugares y contextos. Existen cursos en universidades referentes que se entienden como gimnasios creativos, donde uno va ejercitando su creatividad.
La creatividad es como un músculo que tenemos que trabajar para que crezca, y mientras más presente esté en nuestras vidas, mayor será nuestra satisfacción y mejores nuestras creaciones. Hay diversos estudios que muestran cómo la creatividad se correlaciona positivamente con nuestro nivel de bienestar.
Los estudios sobre creatividad son abordados tanto por capacidades concretas como por un proceso creativo. Si pensamos en el proceso creativo, este tiene un primer momento de inspiración o entendimiento, luego se van encontrando hallazgos o insights, y finalmente empiezan a nacer creaciones o ideas. Dentro del marco de la creatividad como proceso es que nace el pensamiento de diseño o design thinking.
Cuando hablamos de capacidades concretas, principalmente nos referimos a:
- Fluidez: número de ideas diferentes. (¡muchas ideas diferentes!)
- Flexibilidad: capacidad de cambiar de enfoque (los conductuales la denominan adaptabilidad).
- Originalidad: ideas novedosas, y que el individuo no caiga en la rutina o el pensamiento habitual.
¿Cómo ejercitamos nuestra creatividad?
Podemos realizar dinámicas, por ejemplo, que fortalezcan la fluidez de una manera divertida. Poder decir muchas ideas en poco tiempo. La improvisación tiene mucho que aportar desde sus propias dinámicas. Si queremos ejercitar nuestra flexibilidad cognitiva, podemos crear historias de a dos, con dinámicas de teatro, clown o improvisación. Las posibilidades son muchísimas.
También podemos pasar más tiempo con niños y crear historias con ellos. O elegir cuatro palabras al azar y crear una historia. Hay juegos como los cubos de Rory’s que pueden ayudarnos a hacerlo en pareja y con personas de todas las edades. Tocar un instrumento musical, o aprender y practicar danza, también son actividades que nos pueden ayudar.
Algo que podría ayudar para trabajarla con intención es empezar el día con una o dos intenciones sobre tu creatividad: cómo la piensas trabajar, qué vas a hacer para ponerla en práctica y ejercitarla. Puedes escribirlas o simplemente decidirlas y hablarlas. Al final del día, puedes escribir o reflexionar sobre qué funcionó, y pensar en qué quisieras hacer el día siguiente. Como todo en la vida, la práctica y la motivación es la que nos ayuda a desarrollar lo que queremos.
Comienza practicando esta dinámica de grupo
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