En las últimas semanas, la comunidad LGTBI y muchos cisgénero se han visto afectados por el estreno de la película Ligthyear. Varios países han prohibido su emisión en las salas de cine debido a una escena de contenido lésbico representada en la película. Esta medida se dio en aproximadamente 14 países de todo el mundo por violar los estándares permitidos.
Disney, dueño de Pixar, sufrió el embate económico de la recaudación, puesto que la película no logró ni el 50 por ciento de las ganancias que tenía previstas en la primera semana de lanzamiento. Esto probablemente deje a sus creadores con el único deseo de por lo menos recuperar la inversión realizada.
Los colectivos LGTBI que promulgan la diversidad de género e inclusión social protestan aduciendo que las relaciones homosexuales son tan legítimas como las heterosexuales. Asimismo, culpan a los adultos por transmitir prejuicios en la crianza de los niños, ya que dañan la visión neutral que tienen del mundo.
Por otra parte, se ha generado, incluso, problemas con un grupo de trabajadores de Disney que manifestaron ser descalificados por la misma empresa al querer eliminar la escena en cuestión. No obstante, retrocedió en su decisión alegando que no la quitarían porque “representa algo tan importante como una relación amorosa entre dos personas”.
La película ha puesto en debate las políticas de educación sexual y LGTBI en diversos países del globo, con propuestas de reformas sobre lo que se considera bueno y malo en las relaciones humanas. No obstante, muchos gobiernos pretenden que la intolerancia, asociada a creencias patriarcales, ingrese a los currículos educativos de muchos niños y niñas.
Por ello, debemos desmontar los prejuicios con educación, para que las nuevas generaciones crezcan sin ellos, y lograr sociedades más justas para todos.
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