¡Hola! Mi nombre es Lateral y mi dimensión es Continental, un pensamiento materializado, que electriza y estimula tu mente. Tú ya me conoces bien, estuve en ti desde que naciste; obviamente evolucionando lentamente en cada hemisferio de tu cerebro. Pero tomé protagonismo en tu primera decisión, en el primer problema que resolviste y en la creación de tu proyecto de vida, aquel que visualizas mentalmente con emoción. Muchas veces te llevo a momentos cruciales donde la creación es la única alternativa. Nos hemos reencontrado cada vez que buscas soluciones diferentes a problemas constantes; cuando piensas fuera de la caja. Ese lugar de encuentro es la zona donde fluyes, en un estado de flow pero sin rap, bueno algunas veces sí.
Lateral combina el pensamiento racional con el emocional para crear algo desconocido y fantástico.
Hoy tengo algo importante que decirte. De seguro, has notado que en el Perú hay muchas cosas que solucionar. Por ello, te contaré cómo conocí a Marjorie, egresada de la Universidad Continental, y cómo empezamos a elaborar y desarrollar un proyecto innovador para enfrentar una problemática social: la falta de acceso a tecnología en lugares alejados de la sierra peruana. Marjorie es Ingeniera de Sistemas e Informática y siempre tuvo el sueño de que las niñas y niños del Perú aprendan computación antes de cumplir 10 años. “Aprendí computación recién a los 14 años y fui parte del porcentaje de niños que viven en zonas rurales que no tienen acceso a internet ni a computadoras”, comenta siempre.
Recuerdo que aquella vez encontré a Marjorie en el Fab Lab de la Universidad Continental. Estaba elaborando algunos bosquejos poco tradicionales y de pronto vi uno que me llamó la atención: enseñar programación sin computadoras. ¡Aquí es!, dije en voz alta, y ella me escuchó.
Entonces iniciamos una solución innovadora. Fue en ese momento cuando empezó el baile, como me gusta llamarlo. Conectamos lo analítico con lo creativo de nuestro pensamiento. Ella buscaba material, leía artículos, creaba imágenes mentales, luego los ponía en papel. Yo estaba en éxtasis, me divertía mucho con ese ritmo frenético de pensamientos. Hasta que de pronto la euforia se detuvo y llegó la paz. Estábamos frente al sistema que aplicaríamos, uno muy innovador. Sentí mucha satisfacción y ella también.
Así empezó nuestra travesía por la sierra del país. Viajamos juntos a Chuschi en Ayacucho, soñando mentalente con procesos fáciles y prácticos. En nuestro camino encontramos personas colaboradoras, como las hermanas de la Congregación de la Caridad de Leavenworth. Aquí algunas fotos de esos días.
Finalmente lo logramos. Enseñamos a programar sin computadoras y nos llevamos el cariño de muchas niñas y niños. Siento mucho orgullo de Marjorie.
Yo sé que tienes proyectos en mente, pero que los has dejado de lado, anotados en cuadernos viejos. Me encantaría volver a ellos y desarrollar ideas fuera de lo tradicional. Espero encontrarme contigo pronto y que junt@s creemos soluciones innovadoras a problemas que afectan a muchos peruanos y peruanas. Las respuestas suelen ser inesperadas, hasta para mí. Hay un mundo de conocimientos que explorar, solo déjate llevar por el flow y nos encontraremos ahí para divertirnos.
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