
La profesión legal atraviesa una transformación que muchos abogados tradicionales prefieren ignorar. Muchos despachos están incorporando herramientas que replantean desde la investigación jurisprudencial hasta la forma de litigar. El lawtech, término que agrupa las soluciones tecnológicas aplicadas a servicios jurídicos, es una realidad operativa. Tal es así que, Perú ocupa el puesto número 8 en el ranking latinoamericano de adopción de software legal, lo que indica que el cambio tangible.
Como Coordinador Académico de Derecho en la modalidad A Distancia en la Universidad Continental, he observado cómo estas innovaciones no solo optimizan el trabajo profesional, sino que redefinen la enseñanza y democratizan el acceso a la justicia. A continuación, cinco tendencias tecnológicas que ya están modificando la práctica legal:
1.- Inteligencia artificial y modelos de lenguaje (LLM)
Los grandes modelos de lenguaje (LLM) que alimentan chatbots y asistentes digitales pueden generar borradores de contratos, sintetizar casos complejos y proponer respuestas a consultas legales rutinarias. Esto libera a los abogados de tareas mecánicas para concentrarse en estrategia, negociación y análisis de riesgo. Sin embargo, la inteligencia artificial y el Derecho no son una combinación exenta de problemas, pues estos sistemas cometen errores fácticos, inventan jurisprudencia inexistente y carecen de criterio para matices contextuales.
El verdadero valor no está en reemplazar abogados, sino en potenciar su capacidad analítica. Un profesional que domina estas herramientas puede revisar diez contratos en el tiempo que antes dedicaba a uno, siempre que mantenga el ojo crítico para detectar inconsistencias que la máquina pasa por alto.

2.- Regulación de la IA y cumplimiento de la normativa
Con la masificación de sistemas automatizados surge una necesidad de garantizar que estas tecnologías cumplan con marcos normativos sobre protección de datos, propiedad intelectual, transparencia algorítmica y seguridad informática. Los abogados especializados en Derecho tecnológico enfrentan un mercado laboral en expansión acelerada.
Auditar sesgos en algoritmos de contratación, desarrollar políticas de uso responsable de IA corporativa o asesorar sobre gobernanza de datos son competencias que hace cinco años no existían en ningún plan de estudios. Hoy representan nichos profesionales con demanda insatisfecha y honorarios elevados.
3.- Acceso digital a la justicia
Plataformas que generan documentos legales básicos mediante formularios en línea, chatbots que responden consultas jurídicas elementales y servicios de asesoría remota están haciendo más accesibles los servicios legales para ciudadanos de menores recursos y pequeñas empresas. La tecnología jurídica reduce costos operativos.
Sin embargo, existe el riesgo de crear una justicia de dos velocidades: servicios automatizados de baja calidad para quienes no pueden pagar, y asesoría humana sofisticada para quienes sí. La regulación debe garantizar estándares mínimos de calidad sin importar el canal de acceso.
4.- Audiencias virtuales, simuladores y el Contiverso
La formación en Derecho ha dependido históricamente de la observación pasiva con estudiantes que miran litigios reales sin poder intervenir. Las audiencias virtuales cambiaron esa ecuación durante la pandemia, y ahora los simuladores en realidad virtual la están revolucionando completamente.
Entornos inmersivos para práctica legal
En la Universidad Continental desarrollamos el Contiverso, una aplicación de realidad virtual que tiene una réplica de una sala de audiencias donde los estudiantes pueden practicar alegatos, interrogatorios y argumentación oral en un entorno controlado. El sistema registra errores, mide tiempos de respuesta y permite repetir escenarios hasta dominarlos. Esto funciona tanto para estudiantes presenciales como para quienes estudian Derecho en modalidad 100% A Distancia.
5.- Justicia predictiva y análisis de datos
Sistemas de inteligencia artificial y Derecho pueden analizar miles de sentencias para identificar patrones en las decisiones judiciales de determinados magistrados o salas. Esto permite calcular probabilidades de éxito en litigios específicos, ajustar estrategias procesales y tomar decisiones informadas sobre si conviene litigar o buscar acuerdos extrajudiciales.
Esta capacidad predictiva beneficia especialmente a clientes corporativos que pueden costear estos análisis, generando asimetrías frente a litigantes individuales. Una vez más, la tecnología plantea dilemas de equidad que la regulación debe abordar.
Las tendencias tecnológicas que describí no son opcionales para quien quiera mantenerse relevante profesionalmente. La formación en Derecho debe integrar competencias digitales desde los primeros ciclos, no como cursos aislados sino como eje transversal. El desafío ético también es innegable. Se debe adoptar IA legal con criterios de transparencia y equidad.

En la Universidad Continental formamos profesionales conscientes de que dominar la tecnología jurídica es indispensable para ejercer el Derecho en el siglo XXI, siempre manteniendo el criterio humano como última instancia de decisión. Porque las máquinas procesan información, pero solo los abogados entienden la justicia.
Manuel Armaza Armaza
Coordinador Académico de Derecho en la modalidad A Distancia de la Universidad Continental.
"*" señala los campos obligatorios




























